Cerraba los ojos en la oscuridad con el ruido ambiente de fondo. Pensaba, imaginaba, proyectaba.
Leía, aprendía, disfrutaba. Lo nuevo siempre era magia y asombro. No había distracciones, molestias, grandes penas ni fracasos.
Luces molestas, ruidos extraños, distracciones, inquietud, celeridad, penas, fracasos, desmotivaciones, la magia desaparece.
Sé que siguen estando esos viejos atuendos y modos colgados en el ropero, va siendo hora de volver a ellos.
Si todo fuese fácil y servido la historia sería siempre otra, hay que aprender a vivir con lo malo, disfrutar lo bueno y siempre querer más.